“Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. (Joel 3: 9)

El hombre de Dios debe ser un valiente conquistador. Y para eso, tiene que entrenar su capacidad de depender del Señor en todo, permitiendo que su alma sea próspera. La Biblia dice que así como piensa el hombre, así es su alma (Proverbios 23: 7).

Gedeón tenía un ejército numeroso, pero no fue la mayoría que venció al adversario, fueron vencedores sólo los valientes, los que creyeron y obedecieron. Si la mayoría hubiera creído en Gedeón él conquistaría mucho más, pero el Señor ungió a 300 valientes que conquistaron poderosamente a los madianitas.

“Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar."(Jueces 7: 7)

David también tenía sus valientes en su equipo: hombres de guerra, adiestrados para tomar ciudades y fortalezas (1 Crónicas 11: 10-12). Hoy Dios convoca a sus valientes, no más a una guerra física, pues nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades, contra las huestes espirituales de la maldad de este mundo tenebroso (Efesios 6:12).

Valientes Conquistadores tienen, como mínimo, dos características fundamentales:

1. Carácter Irreprensible

Para que alguien tenga un buen carácter, no necesita necesariamente ser creyente. Hay muchas personas que no son creyentes, pero tienen una vida digna, desempeñan con excelencia su función en el hogar, son amigos, honran sus compromisos, cumplen con sus obligaciones sociales, etc.

Pero no son creyentes. En ellas detectamos un comportamiento de personas saludablemente instruidas. Son valientes seculares a los que Dios, por ser justo, derrama bendiciones, pues ellas guardan principios. "Que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos." (Mateo 5:45)

Si usted es un hijo de Dios, tendrá un carácter irreprochable, una forma de vida y el testimonio una conducta de la cual ni los hombres ni el adversario de su alma tengan como acusarlo.

“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." (Romanos 13: 12-14)

Nacemos de nuevo, tenemos hoy, dentro de nosotros, la naturaleza de Dios. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2 Corintios 5:17) Debemos ser ejemplo y reflejar la imagen de Dios en nuestras vidas.

Es de suma importancia que cada discípulo de la Iglesia de Jesús sea consciente de su papel y viva como un verdadero hombre de Dios, sabiendo que, para mantenerse íntegros, sólo dos cosas nos ayudarán: una buena formación de conducta y ética y el temor del Señor en nuestro corazón. "El temor del Señor es el principio de la sabiduría." (Proverbios 9:10)

2. Vivir en Santidad

La Biblia nos instruye: "Seguid la paz con todos, y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor." (Hebreos 12:14). Sabemos que sólo podemos ser santos si tenemos, de hecho, nacido de nuevo, recibiendo la naturaleza del Padre. "Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir." (1 Pedro 1:15)

La santidad nos da mayor convicción de que ya no somos de este mundo; estamos aquí, pero no somos de aquí (Juan 17:16). Pero lo que nos llevará a una conciencia más profunda, como un valiente de Dios, es la viva comprensión de que somos un vaso de santidad y honra. "Si, pues, alguien se purifica de estas cosas, será vaso para honra, santificado y útil al Señor, preparado para toda buena obra." (2 Timoteo 2:21)

Estamos viviendo un momento impar de conquistar un territorio, y lo haremos sin contaminarnos con el banquete de Nabucodonosor (Daniel 1: 8). Dios escribirá la sentencia contra el adversario y nosotros estaremos viviendo la victoria.

"Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado."(2 Timoteo 2: 1-4)

Nuestra conquista, como valientes de Dios, sólo sucederá si preservamos la santidad. Dos cosas nos llevan a la santidad: La primera es someternos a las promesas de Dios y a Su Palabra, viviendo por ella. "Santifícanos en tu verdad, tu palabra es la verdad." (Juan 17:17)

La segunda es: Obedecer para prosperar. "Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados." (2 Crónicas 20:20). Así es el valiente de Dios: se somete a la Palabra y está completamente afirmado en ella.

Continuará…

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Plano de Leitura Bíblica

24 Dez
Jó 33
Zacarias 9
Apocalipse
7 a 9
25 Dez
Jó 34
Zacarias 10
Apocalipse
10 e 11
26 Dez
Jó 35 e 36
Zacarias 11
Apocalipse
12 e 13
27 Dez
Jó 37
Zacarias 12
Apocalipse 14
28 Dez
Jó 38
Zacarias 13 e 14
Apocalipse
15 e 16
29 Dez
Jó 39
Malaquias 1
Apocalipse
17 e 18
30 Dez
Jó 40
Malaquias 2
Apocalipse
19 e 20