“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes."(Deuteronomio 6: 6-7).

Estamos en un nuevo año que recibimos de Dios y hemos declarado que vamos a vivir nuevos comienzos. Esta declaración es por fe en lo que creemos que va a suceder. Por otro lado, vivimos un tiempo en el que atravesamos la mayor de todas las guerras, la guerra en la familia. Y sólo tiene valor vivir estos nuevos comienzos si esa verdad involucra, también, nuestra casa. Por eso, nuestro patrón de vida tiene que ser pautado por los principios de la Palabra, ya que nuestro llamado en el Reino es ser innegociable, principalmente en lo que concierne a nuestra fe.

En la parte final de este estudio, vamos a aprender otras dos actitudes que deben tomarse en cuenta para tener éxito en la familia:

6. Santidad interino
"Seguid la paz con todos los hombres, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." (Hebreos 12:14)

Muchos sólo toman atención la primera parte del versículo, que es seguir en paz, y olvidan observar que sin santificación nadie verá a Dios. No basta con afirmar que se vive en santidad, hablar de ella, pero, en la práctica, deja mucho que decir. Tales actitudes muestran que realmente el dios de este siglo cegó el entendimiento de algunos. Y cuando esto sucede, la Biblia tiene un nombre: incrédulos, como está escrito en 2 Corintios.

Nosotros, que tenemos a Jesús en el corazón, tenemos que ser diferentes y actuar en santidad. Esto implica todo nuestro procedimiento. Es decir, en todo necesitamos ser santos. Al final, quien nació de nuevo recibe una mente renovada y transformada por la Palabra de Dios.

En el Reino de Dios no hay medio término. O somos, o no somos. No servimos a Dios por la mitad, pues Él mismo dice que su gloria no es dividida. Entonces, o somos santos o no somos. Y quien es santo no dice que es y actúa contrario a la santidad.

La acción en santidad es no estar de acuerdo los errores, argumentos y pecados. No podemos aceptar lo inmoral como moral, lo profano como santo, la mentira como verdad. Pecado es pecado, tiene nombre, y el pecador necesita ser confrontado para que haya cambio.

Los cristianos son descendientes de Cristo, y tienen que ser santos en toda su manera de vivir. "Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir" (1 Pedro 1:15). Si tenemos la mente de Cristo y somos ciudadanos de los Cielos, nuestras acciones tienen que ser en santidad.

Desgraciadamente, hemos visto mucho pecado en el seno de la familia y de la Iglesia. Quien debería ser ejemplo en las actitudes ha sido de vergüenza. ¿Mi Dios, a donde vamos a parar? Si el llamado es la santidad, vamos a vivir y actuar en santidad. Eso es tener una vida con inteligencia emocional y que vence conceptos destructivos.

7. Ser Iglesia de Cristo

Ser Iglesia de Cristo, entender que somos templos del Espíritu Santo, es nuestro deber. Sólo bajo ese entendimiento viviremos la plenitud de lo que el Padre tiene para nosotros y nos levantaremos con osadía contra los fundamentos de la sociedad posmoderna.

Hacemos parte del Reino de Dios y no tenemos parte con el reinado del anticristo. Somos discípulos de Jesús y no cederemos a los placeres de este mundo que insiste en seducirnos para vivir fuera de los patrones establecidos por la Palabra y que garantizan victoria para la familia.

No nos equivocaremos en el camino que nos ha sido propuesto. ¡Nuestra misión es muy linda! Nuestra familia vivirá los nuevos comienzos que Dios tiene para ella. Somos comisionados a llevar miles de miles a Cristo, no por lo que hablamos, sino por lo que vivimos, y eso sólo tiene sentido si nuestra familia está a nuestro lado, apoyándonos y siendo parte en lo que estamos realizando en la obra del Señor.

La gente necesita ver que somos la Iglesia de Cristo en la Tierra. La gente necesita ver que más que hablar de Jesús, vivimos ese Jesús porque Él habita dentro de nosotros. Vamos a construir el Reino de Dios por dónde vayamos, a partir de nuestras familias consolidadas en el amor del Padre, pues somos profetas usados ​​por Dios para revelar lo que está escondido a aquellos que aún no caminan en los mismos pasos que nosotros.

Llevamos salvación, liberación, sanidad, restauración, tomaremos la posición que es debida y avanzaremos. Veremos el resultado de la vida de Dios en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra casa y formaremos otros con la mentalidad de Cristo, que tendrán placer en vivir la Palabra de Dios y se alegrarán en ir a la Casa del Señor.

¡La Iglesia de Cristo necesita reaccionar! Apocalipsis dice que debemos guardar la corona de nuestra Salvación, eso significa que si no vigilamos, podemos poner en riesgo la Salvación. Sin embargo, nuestro objetivo es el cielo, nuestro llamado es para vivir en plena comunión, con abundancia de vida. Y eso comienza en nuestra casa, en nuestro hogar.

Visualizações: 792

Plano de Leitura Bíblica

30 Dez
Jó 40
Malaquias 2
Apocalipse 19 e 20
31 Dez
Jó 41 e 42
Malaquias 3 e 4
Apocalipse 21 e 22
01 Jan
Gênesis 1 e 2
Salmos 1 e 2
Mateus 1 e 2
02 Jan
Gênesis 3 e 4
Salmos 3 a 5
Mateus 3 e 4
03 Jan
Gênesis 5 e 6
Salmos 6 a 8
Mateus 5
04 Jan
Gênesis 7 e 8
Salmos 9 e 10
Mateus 6
05 Jan
Gênesis 9 e 10
Salmos 11 a 13
Mateus 7