“Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos, llena está toda la tierra de[b] Su gloria. Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. (Isaías 6: 3,4)

La base de la verdad y de la justicia está en el Trono de Dios, que es donde se proclama día y noche: "Santo, Santo, Santo es el Señor de los ejércitos." (Isaías 6: 3). Para proclamar la santidad de Dios, debemos reconocer que existe una guerra que es necesario enfrentar.

Somos la Casa de Dios en la Tierra y esta casa vive en batallas constantes las 24 horas del día, siempre y cuando la santidad de Dios sea instalada y todos vean la gloria del Señor establecida en nuestras vidas. Dios es Santo y es Guerrero, toda la Tierra está llena de Su Gloria.

La revelación de la guerra espiritual no forma parte de nuestro currículum. Años atrás, hablar de ello era ministrar doctrina de la Nueva Era, de demonios. Hoy la revelación salta a nuestros ojos. Esta guerra es necesaria para mantener nuestra santidad e integridad.

Dios tiene una base de su trono en el cielo e hizo una base en la Tierra. ¿Sabe dónde está esa base? En mí y en ti, para proclamar continuamente la santidad del Dios Todopoderoso. La mayor arma para la guerra es mantenerse en la adoración día y noche. No hay ninguna arma poderosa mejor que la adoración para la guerra espiritual.

Todos debemos aprender sobre la adoración para vencer las guerras, porque la adoración es una participación directa con el Señor de la guerra y, en la base de su trono que es justicia y es verdad, es proclamada la santidad del Dios que es Señor de la guerra (Salmos 89:14, Isaías 6: 3).

LA ADORACIÓN ABRE EL ENTENDIMIENTO PARA EL EVANGELIO

La adoración abre la revelación de lo que Dios quiere hacer en nuestro medio. Cuando adoramos, la revelación se amplía, la gloria de Dios se manifiesta, y entramos en el Reino de la Luz, en la revelación de la luz de Cristo. En el libro de Efesios, está escrito que el Señor nos llamó, arrancándonos del imperio de las tinieblas y nos dio una gracia riquísima llamada don gratuito de Dios.

En II Corintios 4: 4, el texto revela que, bajo el llamado a este Reino de Luz, Dios nos ha revelado el Evangelio de la doksa (gloria) del Señor Jesucristo. Bajo esta revelación de la doksa de Dios, estaremos en la plenitud del Evangelio. Estamos teniendo la revelación gradual de lo que es la Buena Noticia de Dios.

LA ADORACIÓN ARRANCA LAS GUERRAS INTERIORES

Cuando entremos en profunda adoración, entraremos en la cláusula de la perfección, donde Dios mismo dice: "Yo busco verdaderos adoradores que me adoren en espíritu y en verdad." (Juan 4:23)

Y cuando Jesús estaba hablando de adoración, predicaba a una extranjera, enemiga de los judíos y que estaba viviendo ilegalmente con un hombre. "Fue, pues, a una ciudad de Samaria, llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob había dado a su hijo José. Y estaba allí la fuente de Jacob. Jesús, pues, cansado del camino, se sentó así junto a la fuente. Era esto casi a la hora sexta. Vino una mujer de Samaria para sacar agua. Jesús le dijo: Dame de beber. Porque sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dijo, pues, a la mujer samaritana: ¿Cómo, siendo tú judío, me pides de beber a mí, que soy mujer samaritana? (porque los judíos no se comunican con los samaritanos). "(Juan 4: 5-9)

Por 10 veces, Jesús menciona la palabra 'adoración' y, dentro de ese llamado de adoración, descubre lo que aquella mujer tiene dentro de sí. Jesús trató las guerras interiores de aquella mujer hablándole de adoración.

La mujer samaritana fue impactada. Las crisis del alma fueron denunciadas mientras Jesús hablaba de adoración. “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Juan 4:20-24

La Biblia relata que, a continuación, aquella mujer se convirtió en una misionera potencial a causa de que Jesús ministró el corazón de ella usando como base la adoración. “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”. (Juan 4: 39-42)

LA ADORACIÓN REVELA LA VERDAD

En Isaías 6: 3, los Serafines proclaman que el Señor de los ejércitos es Santo, Santo, Santo. Y el Salmo 89:14 dice: “La justicia y el derecho son el fundamento de Tu trono; La misericordia y la verdad van delante de Ti”. Ahora, para mantener la verdad en el Trono, hay guerras que tenemos que experimentar.

Observemos a nuestros hijos, siendo tan pequeñitos, ya heredan la naturaleza adámica, mintiendo y llevando a los padres a mentir. Para que alguien hable la verdad, antes se pasa por una guerra. Es así en la Iglesia, en el discipulado. Cuando estamos ayudando a los discípulos, después de mucho tiempo, abren el corazón para nosotros, pero por un buen tiempo, pasan ocultando cosas en el corazón. Cuando la verdad absoluta es manifestada, esa persona queda desnuda ante la verdad. Pero, para que eso sea confesado, hay una guerra violenta que debe antes enfrentarse.

Continuación ..

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Plano de Leitura Bíblica

24 Dez
Jó 33
Zacarias 9
Apocalipse
7 a 9
25 Dez
Jó 34
Zacarias 10
Apocalipse
10 e 11
26 Dez
Jó 35 e 36
Zacarias 11
Apocalipse
12 e 13
27 Dez
Jó 37
Zacarias 12
Apocalipse 14
28 Dez
Jó 38
Zacarias 13 e 14
Apocalipse
15 e 16
29 Dez
Jó 39
Malaquias 1
Apocalipse
17 e 18
30 Dez
Jó 40
Malaquias 2
Apocalipse
19 e 20