“Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como le había prometido. Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el plazo que Dios le había dicho al hijo que le nació, y que dio a luz Sara, Abraham le puso por nombre Isaac circuncidó Abraham a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios le había mandado tenía Abraham cien años cuando nació su hijo Isaac entonces dijo Sara: «Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oiga se reirá conmigo.» Y añadió: «¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara había de amamantar hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez” (Génesis 21: 1-7)

¿Qué somos hijos de Dios, eso sabemos, pero cuánto estamos dispuestos a permitirnos ser restaurados en el concepto de hijo, y que puede ser un concepto distorsionado, a partir de lo que recibimos en la casa de nuestros padres?

Ha llegado el tiempo de dejarnos ser generados como hijos de Dios, de tomar posesión del territorio de la promesa que el Señor tiene para cada uno de nosotros. Vemos que, en la expresión vetusto-testamentaria, el Eterno, Dios de Israel, nos ha formado y enseñado sobre principios. “Abraham dejó a Isaac todo cuanto tenía a los hijos de sus concubinas les dio Abraham regalos; pero, cuando aún vivía, los separó de su hijo Isaac enviándolos hacia las tierras del oriente.” (Génesis 25:5,6)

Somos hijos por herencia, pero no somos una herencia solamente para ganar regalos. Mucho más que eso, el derecho del hijo es la herencia completa del territorio. Por esa falta de asimilación, estamos perdiendo territorios inmensos, por no tomar posesión del derecho de hijos. Muchas veces, nos quedamos apenas contemplando la conquista del otro y, otras veces, lo ilegal está tomando posesión en nuestro lugar.

Necesitamos abrir la mente, cuestionar nuestra posición. Nosotros tenemos una herencia a causa de una alianza y, a partir de esa alianza y herencia, podemos apoderarnos de las promesas que el Padre Auténtico ha liberado sobre nosotros, Sus hijos. No podemos quedarnos callados, sin posicionarnos, pues esta es la hora de hacer lo que hace mucho se debiera haber hecho: asumir nuestra posición (Génesis 26: 1-6; 12-14).

Es temeroso ver hombres sin alianza, sin temor, sin servir a Dios, hombres involucrados en el contexto de este siglo, con una mentalidad plenamente humanista, reinando sobre el justo y haciendo alianzas que provocan la ira de Dios. Pero todo esto ha ocurrido porque nos ha faltado posicionarnos en el reino espiritual y en el reino físico. Somos una generación de hijos que necesita tomar posición.

HIJO – UNA NUEVA SONRISA EN LOS LABIOS

Cuando el hijo nace, es fruto de una promesa velada, en la que cada uno que forma parte del llamado ejerce su función. Este hijo es para traer logros y, al mismo tiempo, abrir una nueva sonrisa a los padres y descendientes (Isaac significa sonrisa de Dios). El deseo de Dios es que los hijos provoquen risa a la generación que gobierna, es decir, una alegría infundada. Conocedores que la alegría del Señor es nuestra fuerza, este es el legado del hijo: ministrar fuerza a su pueblo, instalando una oportunidad de traer más tranquilidad a su gente.

No podemos dejar que nuestra generación pase, sin que esa revelación llegue a nosotros y a nuestros hijos. Necesitamos dejar un legado para nuestra gente y, consecuentemente, tendremos la vida de prosperidad, aunque la tierra no exprese su fuerza.

Pero ¿quiénes son esos hijos que instalan una nueva sonrisa en los labios? Quiero dejar claro que esos hijos son aquellos que se permiten injertar en el olivo. “Si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, recuerda que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti, tal vez dirás: «Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.» 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. Así que no te jactes, sino teme porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad, pues de otra manera tú también serás eliminado. Y aun ellos, si no permanecen en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”

Necesitamos saber de quiénes somos hijos y cuál es nuestra herencia. 21 decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

"Somos hijos y, por la misericordia, fuimos injertados en el Oliveira Viva, Yeshua, que es el Hijo que nos conduce al Padre." Jesús le respondió: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. "(Juan 14: 6). Lo que necesitamos saber es que, así como algunos que son bravos pueden convertirse en ramas principales, de igual modo, algunos que son principales pueden convertirse en un olivo brava. » Porque desde hace mucho tiempo rompiste tu yugo y tus ataduras,

y dijiste: “No serviré.” Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te acostabas como una prostituta. Te planté de vid escogida, toda ella de buena simiente, ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña? Aunque te laves con lejía y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dice Jehová, el Señor. (Jeremías 2: 20-22)

Cada uno debe tomar posición como hijo, asumiendo su función y llamada, plasmando un mundo mejor y no abortando la bendición que el Padre confió en sus manos. Vivimos la promesa de Génesis que dice: "... y firmaré mi pacto contigo, y sobre todo te multiplicaré. A lo que Abram se postró con el rostro en tierra, y Dios le habló, diciendo: En cuanto a mí, he aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchas naciones; no más serás llamado Abram, pero Abraham será tu nombre; porque por padre de muchas naciones te he puesto; te haré fructificar sobremanera, y de ti haré naciones, y reyes saldrán de ti. "(Génesis 17: 2-6)

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Plano de Leitura Bíblica

24 Dez
Jó 33
Zacarias 9
Apocalipse
7 a 9
25 Dez
Jó 34
Zacarias 10
Apocalipse
10 e 11
26 Dez
Jó 35 e 36
Zacarias 11
Apocalipse
12 e 13
27 Dez
Jó 37
Zacarias 12
Apocalipse 14
28 Dez
Jó 38
Zacarias 13 e 14
Apocalipse
15 e 16
29 Dez
Jó 39
Malaquias 1
Apocalipse
17 e 18
30 Dez
Jó 40
Malaquias 2
Apocalipse
19 e 20