"Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis." (Mateo 21:22)

Para que el reino espiritual sea abierto en nuestras vidas, el camino a recorrer es a través de la oración, pues nos lleva al mundo espiritual y Dios nos muestra las directrices para que seamos vencedores frente al complot satánico que lucha ferozmente para frenarnos. Por eso, debemos entrenar a nuestro espíritu de manera que permanezca ligado al Trono de Dios las 24 horas al día.

En el episodio de la resurrección de Lázaro, Jesús oró en voz alta para que todos entendieran que todo es movido por oración, y que todas las cosas suceden bajo su mando. Pero, Él tenía una vida entregada a la oración y el ayuno. Todo sólo comienza a suceder, de hecho, a partir del momento en que la oración pasa a ser un estilo de vida. Es el acto profético que concreta las bendiciones de los cielos para nosotros.

La oración no ameniza un problema, ella lo resuelve, porque es un diálogo con aquel que todo lo puede. No hay un hijo que llegue delante del Padre y, pidiendo de acuerdo con Su palabra, quédese sin una respuesta que llene su corazón de alegría (aunque no sea lo que está esperando).

LA ORACIÓN MOVE EL BRAZO DE DIOS

A Dios le gusta responder a la oración y, digo con convicción, todo lo que tengo y soy es por efecto de la oración, y todo en nuestra historia de vida es resultado de ella. Las personas que vemos hoy en la Iglesia son fruto de muchas oraciones, o sea, alguien pagó un precio de oración por ellas. Esto porque toda la oración tiene respuesta, si no la limitamos o colocamos bloqueos, ya que cualquier oración hecha con fe será  contestada.

El éxito de un cristiano está en la oración, que es la clave que mueve el brazo de Aquel que rige el Universo, Jesús.

A través de la oración, el Señor abre puertas y caminos a su pueblo. Dios dice: "he aquí, yo pondré un camino en el desierto, y ríos en el desierto." (Isaías 43:19). El mal es un lugar desértico, donde no hay un camino específico para seguir. Es ahí donde Él abrirá el camino para que podamos encontrar la ruta correcta.

Al salir de Egipto, el pueblo de Dios no tenía para dónde correr: de un lado estaba el desierto; detrás, había el ejército de Faraón; del otro lado, las montañas; en el frente, el mar. ¿Y qué hizo Dios? Abrió un camino en medio del mar. El enemigo quiso aprovecharse del camino del pueblo de Dios, pero fue tragado.

MORTIFICANDO LA CARNE POR LA ORACIÓN

¿Cuál es la oración que tiene efecto? Digo que es aquella por la cual se llega adecuadamente ante el Señor. La persona debe tener el corazón quebrantado, sincero y dispuesto, además de la esencia de la fe. Es ahí donde verificamos cuánto necesitamos aprender a "morir" diariamente a nuestra carne, y a nuestras voluntades. Cuanto más morimos en la carne, y en nuestras voluntades, Dios comienza a operar. Cuanto más cerca de Dios usted esté, más humilde deberás ser, porque verás cuán Santo es Él, y cuán pecador y necesitado de Él es usted.

La oración que toca el corazón de Dios es aquella en la que el hombre se deja morir. El que ama a Dios no vive en la práctica del pecado y, sí, para Dios en santidad. La carne debe estar subyugada al Espíritu, pues para el cristiano, el Espíritu es Señor y la carne es sierva. Usted no debe ser lo que desea su carne y, sí, lo que el Espíritu quiere, pues éste manda en la carne. Es así como se vence la carne: a través del Espíritu que nos vivifica. "Porque si vivimos según la carne, moriremos; pero si por el Espíritu mortificamos las obras del carne, viviremos. "  (Romanos 8:13)

DIOS ESCUCHA AL CORAZÓN QUEBRANTADO

Algunas personas oran por un propósito y, si Dios les da otra dirección, no aceptan. No sabemos si la respuesta que Dios nos da es la que queremos oír, pero debemos estar dispuestos a obedecer.

 

Debemos tener la certeza de que toda y cualquier situación podrá ser revertida por la oración. La oración del justo es poderosa en sus resultados. Si usted es justo y ora, el resultado será de gran alcance. "Confesad vuestras culpas los unos a los otros, y orad unos por otros, para que seáis. La oración hecha por un justo puede mucho en sus efectos. "(Santiago 5:16)

Una persona puede recibir la respuesta que desea luchando por ella en la fuerza del brazo y, al conseguirla, descubrir que no era lo mejor. Sin embargo, si su causa se presenta ante el tribunal de Dios, deje que él decida lo que es mejor para su vida, aunque usted no entienda tal decisión. Sepa que Dios no es sordo. Él oye sus oraciones y, en el momento oportuno, las responderá. "Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones." (1 Pedro 3: 12a). Recuerde lo que Jesús dijo: "Padre, tú siempre me oyes." (Juan 11:42)

Nadie nunca se llenará totalmente de oración, pero ella llena copas y copas delante de Dios. "Y habiendo tomado el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo todos ellos arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos." (Apocalipsis 5: 8) . A la hora que usted necesite, Él mismo derramará las respuestas de las copas de intercesiones que usted colocó delante de su trono y entonces, usted será poderosamente bendecido. La oración es algo que nos trae seguridad, pues Dios tiene placer en responderla. Cuanto más ligado al Trono, más respuesta tendrá (Daniel 1: 4).

La oración, además de abrir caminos en lo sobrenatural, nos enseña a ser verdaderos, sinceros. Un día, David se encontró en una situación en que su concepto con Dios estaba a la baja y, para el hombre que fue considerado según el corazón de Dios, faltó hasta destreza para orar. Él se quedó sin acción para buscar al Señor. David aprendió la ruta de la adoración después de perder muchos privilegios con Dios y sólo logró obtenerlos de vuelta, acreditados en su oración, cuando se humilló.

Dios oye el corazón quebrantado. Usted puede hacer la oración que quiera, sin embargo, si no tiene quebrantamiento, no tendrá respuesta! El hombre que desea atraer la gloria de Dios para sí necesita un corazón quebrantado. Ver como David se expresa en el Salmo 86:

"Inclina, Señor, tus oídos, y escucha, porque soy pobre y necesitado. Preserva mi vida, pues soy piadosos; Dios mío, salva a tu siervo, que en ti confía. Compadécete de mí, oh Señor, pues a ti clamo todo el día. Alegra el alma de tu siervo, pues a ti, Señor, elevo mi alma. Porque tú, Señor, eres bueno, y dispuesto a perdonar, y abundante en misericordia hacia todos los que te invocan. Dame oídos, Señor, a mi oración, y atiende  la voz de mis súplicas. En el día de mi angustia te clamo a ti, porque tú me respondes. Entre los dioses ninguno hay semejante a ti, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todas las naciones que has hecho vendrán y se postrarán delante de ti Señor, y glorificarán tu nombre. Enseña, Señor, tu camino, y a caminar en tu verdad; mi corazón pueda temer tu nombre. Te alabaré, Señor Dios mío, de todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre. Porque grande es tu misericordia para conmigo, y has librado mi alma de las profundidades del Seol. Oh Dios, los soberbios se han levantado contra mí, y una banda de hombres violentos procura quitarme la vida; no te pusieron delante de tus ojos. Pero tú, Señor, eres un Dios compasivo y benigno, largamente, y abundante en gracia y en fidelidad. Vuelve a mí, y compadécete de mí; da tu fuerza a tu siervo, y la salva al hijo de tu sierva. Muéstrame una señal de tu favor, para que lo vean los que me odian, y sean avergonzados, por haberme tú, Señor, salvado y confortado.

La oración es un camino construido en base a la intimidad con Dios. Es como si fuera un matrimonio donde el diálogo es una poderosa herramienta para su supervivencia. Con Dios, debe existir un diálogo de sinceridad, humildad y quebrantamiento.

Dispóngase a construir un camino de intimidad con el Padre, creyendo que a través de su oración, puertas de bendiciones se abrirán hacia todas las áreas de su vida.

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Plano de Leitura Bíblica

24 Dez
Jó 33
Zacarias 9
Apocalipse
7 a 9
25 Dez
Jó 34
Zacarias 10
Apocalipse
10 e 11
26 Dez
Jó 35 e 36
Zacarias 11
Apocalipse
12 e 13
27 Dez
Jó 37
Zacarias 12
Apocalipse 14
28 Dez
Jó 38
Zacarias 13 e 14
Apocalipse
15 e 16
29 Dez
Jó 39
Malaquias 1
Apocalipse
17 e 18
30 Dez
Jó 40
Malaquias 2
Apocalipse
19 e 20